jueves, 26 de febrero de 2015

Inseguridades...y otras drogas (acompañadas de una disculpa sincera)

Y esto es lo que pasa cuando eres una persona tan entusiasta y a la vez tan inconstante como yo: comienzas un nuevo proyecto con mucha ilusión pero lo abandonas a los dos días porque consigues autoconvencerte de que esto no es lo tuyo.

Una vez más la inseguridad sale ganando en esta batalla. Lo siento, ya no por mí, sino por vosotros. No sabéis lo que ha significado para mi entrar de nuevo en este blog (por casualidades de la vida, que yo soy muy dada a creer en que todo ocurre por algo) y encontrar no solo uno sino varios comentarios. Una vez más, lo siento.

Comencé el proyecto con mucha ilusión (¡Vaya, como todo lo que hago!) pero enseguida se me acabó el combustible. Me gustaría relataros con más calma lo que supone ser una persona tan insegura como yo, y es que como podéis imaginaros, tomar decisiones no es lo mío ni de lejos.

Muy a mi pesar, este ha sido el año en el que no he podido escaquearme de mis responsabilidades (algún día tenía que llegar). Para empezar he tenido que decidir qué quería hacer cuando acabase bachillerato. Una vez tomada esta decisión, he tenido que elegir entre quedarme en mi ciudad o no, vivir en una residencia o en un piso, estudiar una carrera u otra… y todo esto en aproximadamente 15 días, sí, 15 días, es lo que pasa cuando llevas al límite el momento de tomar una decisión inevitable.

En fin, como tampoco quiero que me quede una entrada muy larga os contaré lo que seguramente ya dais por hecho. Me superó. Me avergüenza decirlo (o eso creo) pero esa situación me superó. Ya habrá tiempo de explicar con más detalles lo que yo llamo “mi serie de catastróficas desdichas”, un sinfín de cosas que bajo ningún concepto hay que hacer, a no ser que seas un poco masoca como yo.

Supongo que muchas veces es más fácil mirar hacia otro lado que afrontar los problemas ¿no? Esto tenía un nombre, algo así como la técnica del avestruz, esconder la cabeza debajo del ala. Podría ponerme melancólica y pensar en lo inocente que fue mi yo del pasado, pero ¿a quién quiero engañar? Es exactamente la misma persona que ahora mismo está escribiendo estas líneas.


¿Y tú? ¿Eres una persona decidida a la que le gustan los retos o por el contrario te vienes abajo con facilidad ante el menor obstáculo? Responde con sinceridad. No lo que te gustaría ser, sino lo que realmente eres. No tienes por qué decírmelo, al fin y al cabo yo no soy nadie, o si lo prefieres puedes mentirme, pero por favor, por lo menos procura ser sincero contigo mismo, lo agradecerás cuando nadie más lo sea.

1 comentario:

  1. Yo también era bastante insegura y empezaba las cosas con mucho entusiasmo y enseguida me cansaba. No sé que fue lo que pasó que ahora ya no soy así, supongo que un día sin más cambias sin que te des cuenta. Muchos besos!! Me gustaría seguirte pero no encuentro el botón de seguir jajaja

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